miércoles, 10 de abril de 2013

Cómo suena la Recherche

La banda sonora de una escritura es el canto interior del poeta, una de las manifestaciones de su texto. En la lectura silenciosa los contenidos no pasan directamente de la escritura a la inteligencia, pasan a través de los sonidos que, aun virtuales por no pronunciados, son inseparables del significado, son a la vez cauce y forma del sentido en la comunicación mediante palabras.

Enunciado en alta voz o no, el lenguaje verbal es una secuencia sonora, una sucesión coherente de sonidos, silencios y tonalidades, es decir, una melodía que comparte con la música las propiedades de ritmo, armonía, altura e intensidad  (1). Esta acusticidad (llamada convencionalmente “ritmo del lenguaje”) es en la comunicación lingüística un constituyente sobre cuyos valores lingüistas, pensadores y actualmente neurofisiólogos han investigado y teorizado. Groso modo están de acuerdo en que los datos sonoros  del ritmo propio de cada lengua realizan valores significativos o lo que es lo mismo: el sentido de todo texto lingüístico se manifiesta en elementos musicales que colaboran a su significación y los contenidos semánticos se desarrollan, ondulan y se escanden ligados a una musicalidad construida sobre la respiración fisiológica, la estructura distribucional de los grupos fónicos y la naturaleza de los sonidos de cada lengua. El metro de la versificación es el extremo control de esta potencialidad, pero no de naturaleza distinta al ritmo de la prosa o del habla espontánea igualmente basadas en la respiración que impone la alternancia ejercicio/reposo de la verbalización y que se adapta a la modalidad de la frase mediante elementos sonoros de intensidad y altura. Un prosista usa fórmulas de ritmicidad conscientes o personalmente naturales que se manifiestan en la elección de la organización gramatical, las escansiones, las fórmulas de apertura y cierre y los ítems sonoros de su lengua.

Toda realización verbal creativa o receptiva cuenta con la experiencia del ritmo del lenguaje, pero en una lectura diglósica tal cosa presenta problemas. Por muy familiarizado que esté con la lengua que usa el autor ¿en qué lengua lee el hablante de otro idioma cuando se enfrenta, en la insonoridad de un texto escrito, con el sentido sonoro-significativo de la duración articulatoria, el  tempo discursivo, los silencios, los enlaces, las fórmulas, el tono y el timbre de los sonidos? La experiencia rítmico-significativa propuesta por el texto requiere vivir con precisión su lengua, no trasponerla a la música de la propia, como tal vez inconscientemente ese lector hace.

La partitura verbal de la Recherche no es fácil ni para un lector francés. Marcel Proust es consciente de ello. Da importancia al ritmo de su cathédrale de mots  (2) y desea preservarlo; a eso se refiere cuando dice, en más de una ocasión, que desearía que su obra fuera editada en un solo volumen, a dos columnas, sin interlineados de separación de párrafos  (3). Así que es normal en un lector la curiosidad  o el interés por saber cómo se desata y satisface esta experiencia, conocer el modo de sonar del texto en una reproducción material de su medida, su número y su música que no sólo añada al plano de la designación léxico-semántica el plano de la mostración connotativa, sino que lo centre estéticamente. Existen audios y vídeos de lecturas verbales de la Recherche. Muchos. Fieles al texto me he dado cuenta de que su notable diferencia estriba en que son distintas versiones musicales cuyos intérpretes encuentran la mayor dificultad en el fraseo, es decir: en la fidelidad sonora a la organización sintáctica de la frase, de modo que el tiempo fuerte de inicio, el movimiento sucesivo y el final de la cadencia se ajusten a la integridad de la frase y respeten el sentido de la misma.  Conozco una cuidada edición sonora de la obra completa (111 CD) leída por buenos actores. La audición de alguno de sus fragmentos no me ha dado lo que buscaba: la lectura intensifica y escande el texto libremente, prestándole subrayados dramáticos y luchando con el ritmo de las frases interminables, forzándolo o dejándolo hundirse. En otro audio se lee con una vivacidad de andante extraña  al contenido.

El efecto musical de la mayoría de audiciones es el que critica Yves Tádié refiriéndose a la  verbalización que el cine hace adoptar al personaje: .... un acento quejumbroso, su narrador emite una larga melopea doliente, bastante antipática, que me parece falsa. Proust es un héroe viril del pensamiento. Eso se lee en cualquier página de la Recherche. Con gran  coraje va hasta el fondo, hasta donde la mayoría de nosotros no podríamos hacer otra cosa que detenernos. Pero en lugar de percibir esto el gran público podría pensar:¿qué pasa con este tipo que se queja todo el tiempo? (Entrevista a Y.Tadié en BibliObs 01-02-2011)

Es cierto. El continuo fluir del pensamiento en la voz única del narrador tiene velocidad de largo pero la diversidad de motivos semánticos, los incisos, digresiones y leitmotivs  lo construyen con una tensión y variedad que nada tiene que ver con lo débil o lo triste, y eso tiene que percibirse en el ritmo de lectura.

Desde que Internet lo hizo fácil, empecé con entusiasmo a coleccionar registros sonoros de la Recherche. Hace tiempo que dejé de alimentar o depurar esa  playlist. Para mí el modelo del ritmo de la Recherche y la sonoridad que su lengua le presta está en las lecturas que hace Jacques Drillon (no en vano experimentado lingüista y musicólogo). En una sección, llamada Incipit, de Le Nouvel Observateur, Drillon leía el comienzo de obras de su biblioteca. Entre ellos los de algunos volúmenes de la Recherche. Creo que es exacto: el ritmo de la respiración (una respiración orgánica muy personal) domina el flujo musical en que el ritmo lento y la armonía solemne de la altura y la cantidad van construyendo una melodía evocadora que inserta y recrea el pensamiento, el recuerdo y la reflexión sin resaltarlos banalmente  ni confundirlos con languidez y falta de energía. Recojo el Incipit de Le Côté de Guermantes.

INCIPIT par Jacques Drillon. Proust (3) por LeNouvelObservateur

En  la misma fuente están los comienzos de La fugitive (nº 6) y  l´ombre... (nº 2). Vale la pena contrastar este último con el que inserto y ver cómo la melodía es otra cuando en lugar de la reflexión reproduce un intercambio de pareceres.



     1. Aquí es perfectamente aplicable a los elementos sonoros de texto oral esta terminología  del lenguaje musical. Ello no implica que puedan identificarse música y sonoridad del lenguaje verbal: no sólo tienen naturaleza cognitiva distinta, sino unidades y precisiones de estructura diferentes.

2. Por asociación: pedagógicamente a los niños se les explica  la música como un edificio en que el ritmo son los cimientos, la armonía la proporción de los elementos constructivos percibidos simultáneamente, los adornos de la fachada los matices de intensidad  y altura, y el edificio en sí la melodía. Esta simplificación sirve muy bien  para ilustrar el funcionamiento de los elementos sonoros del texto oral.

 3. Recientemente se ha editado la Recherche en un volumen de 2400 páginas, pero no conozco esta edición e ignoro si respeta las demás especificaciones. Creo que no. También supongo que la distribución en dos columnas estaría pensada para evitar el mazacote visual.

Sevilla, abril 2013