viernes, 6 de agosto de 2010

Para Tgandara

 
Tus objeciones son razonables, pero aquí expreso criterios míos y se da el caso de que la literatura, el arte, que prefiero es la enigmática, la que insistentemente hace que el lector se plantee preguntas, no la que explica, promueve historias consumibles y aceptación del punto de vista autoral. Por eso, es cierto, no quiero a los personajes y nunca me ha hecho llorar una novela. Me conmueven de otra manera.

Pienso que si la lectura fuera distracción y consenso sería de la misma naturaleza que cualquier acto de consumo o curiosidad chismosa.  Y para posibles respuestas (por muy antiproustiano que esto sea) mejor la ciencia.

La actividadidad que acepto como destinataria es el enfrentamiento con el discurso formal-temático que el autor plantea. El estilo es para mí, como para Proust  (más o menos, cito de memoria)  la marca de transformación que el pensamiento del autor hace sufrir a la realidad y a la lengua. Pero que ambas cosas me admiren e interesen mucho no significa que me identifique con las que un autor propone

El lenguaje que uso para hablar de la literatura? No es el único posible. Se puede ir desde el de La Rueda de Virgilio al de la escuela idealista. Yo prefiero, para esto, terminología de contornos más precisos 

De todas formas, gracias por  debatir estas cosas; que nos interesen ya es tener algo en común ¿No crees?
 Agosto de 2010
mcmejias