jueves, 6 de febrero de 2014

Off-topic: Zola. II

II. Experta en manejar ladrillos

Lo de los ladrillos me lo dicen a veces ironizando no sé si sobre mis lecturas o mi modo de hacerlas…  lo de experta lo digo yo para dar la vuelta al peyorativo.

Antes de enfrentarme a las significaciones y peripecias vitales de toda la parentela Rougon-Macquart, en los 20 volúmenes y (dicen quienes los han contado) más de 2000 personajes, tuve claro que el trayecto necesitaría de balizas, así que preparé una metodología que agilizase la lectura. Veo difícil no desorientarse alguna vez a lo largo de este camino interminable. Y  tener que desandar, para recuperar un dato o una clave inadvertida, al azar de pasar páginas sería trabajo de Sísifo. También pensé que me gustaría una cierta libertad a lo largo de la lectura para seguir mis centros de interés, sin desvirtuar los valores argumentales de lo que, al fin y al cabo, es una novela.

Por eso los esquemas–resumen que menciono en la entrada anterior: el histórico es de fácil consulta. Para la distribución de personajes en las distintas novelas he visto algunos  en la red, pero  tienen carencias y errores de bulto. El primero que menciono, el Cuadro genealógico patológico de los Rougon-Macquart,  es clave para tres cosas: comprender el desarrollo de la  teoría general de la obra, poder refrescar en cualquier fase de la lectura la constitución psicología que caracteriza a cada personaje y mueve sus acciones y, a la vez, crear un orden de lectura que supere la sucesión editorial, según las elecciones de lector. Es decir, permite leer siguiendo en un eje sincrónico las actuaciones de los R. M. cuya reacción psicológica al condicionamiento del medio es lo que revela la sociología de un momento histórico tal como pretendió el autor. O conocer sin interrupción la evolución de los sobresaltos biológicos de una rama genealógica, de principio a fin… y,  finalmente, liberar los centros de atención del lector de la tiranía lineal de los bloques narrativos

Me detendré un poco más en esta guía. Yo comencé a hacerla al hilo y ritmo de la lectura, pero a medida que avanzaba se iba ampliando, ampliando, las conexiones enmarañando, enmarañando…además no me proporcionaría lo que buscaba hasta ser completado y, por tanto serviría mal a la utilidad que le pretendía, así que lo dejé en suspenso y recurrí a otro truco que luego cuento. Al fin encontré en la red un esquema muy bien sintetizado que sirvió perfectamente a mi propósito. (1) Tengo que lamentar que este instrumento tan útil esté presentado en internet como un hijo sin padre conocido y que quien lo copia, y de quien lo copio, aun dando a entender que no es suyo, no cite al progenitor. Muchas gracias a ese desconocido.

El  truco un poco tramposo a que me refería es que en cuanto la fronda del árbol Rougon-Macquart  empiece a complicarse en exceso para las memorias débiles, el lector  despistado introduzca la lectura de Le Docteur Pascal, la última novela de la saga.  Aunque ya previamente el propio Zola, que no daba puntada sin hilo, fue consciente de la necesidad de proporcionar antes del final un mapa de la selva genealógica al lector que quería fidelizar, una garantía en la continuidad de las ventas a su casa editora y a sus críticos una justificación y lo hizo publicando en 1878 el árbol genealógico previsto como cierre y conclusión final del conjunto. En Le Docteur Pascal lo recapitula y lo explica todo: los fundamentos científicos de sus teorías, la descripción de la mezcla genética que configura la psicología, la salud y las actuaciones de cada personaje y la caracterización sociopolítica del momento en que desenvuelven su actividad. También ordena el caos: presenta el famoso árbol genealógico, recoge a momento final el estado de algunos miembros de la dinastía, cuyo destino no se había especificado, mata a casi toda la primera generación Rougon-Macquart , cierra con la muerte de la más que centenaria demente Adelaïde Fouque, primera portadora de la tara genética y  deja abierto el futuro con la esperanza de un niño que va a nacer, una especie de mesías (¿o de anticristo?) hijo ilegítimo de tío y sobrina, ambos Rougón Fouque y libres de la tara.
Bueno, pues si una vez avanzada la lectura el explorador se siente desconcertado puede hacerse esa trampa introduciendo esta obra en cualquier momento de la antiepopeya. Eso sí, a costa de perder la virginidad de receptor de la ficción, cosa que no le ocurrirá si usa la esquematización mencionada. He aquí lo que el propio Zola  explica al respecto.

El árbol genealógico de los Rougon-Macquart marca para mí las líneas maestras, sin permitirme desviarme a derecha ni a izquierda. Debo seguirlo estrictamente, es al mismo tiempo mi fuerza y mi regulador. Todas las conclusiones están previstas. Eso es lo que he querido y eso es lo que he hecho.

Me queda declarar que sólo las circunstancias me han hecho publicar el árbol en Una página de amor, esa obra íntima y de medias tintas. Tenía que haber sido añadido sólo en el último volumen. Ocho se han publicado ya, doce están todavía en obra: por eso la paciencia me ha faltado.

 Más adelante lo volveré a publicar en cabeza del último volumen, donde hará cuerpo con la acción.  En mi plan, el árbol es el resultado de las observaciones de Pascal Rougon, un médico miembro  de la familia, que protagonizará la novela final, conclusión científica de toda la obra. El doctor Pascal la iluminará entonces con sus análisis de sabio, la completará con  informaciones precisas que yo he debido ocultar, para no desflorar los episodios aún no publicados. El papel natural y social de cada miembro será reglado definitivamente y los comentarios quitarán a los términos científicos lo que tienen de bárbaros. Por otra parte los lectores pueden a esas alturas hacer una buena parte de este trabajo. Sin indicar aquí todos los libros de fisiología que he consultado, citaré solamente la obra del Doctor Lucas: “La Herencia Natural”, en el que los curiosos podrán ir a buscar  explicaciones sobre el sistema fisiológico que  me ha servido para establecer el árbol genealógico de los Rougon-Macquart.

Por ahora pretendo simplemente probar que las novelas por mí publicadas desde hace casi nueve años, dependen de un vasto conjunto cuyo plan ha sido elaborado todo a la vez y previamente y que se debe, en consecuencia, aun juzgando cada novela aparte, tener en cuenta el lugar armónico que ocupa en el conjunto. Entonces podrá juzgarse mi obra más justa y ampliamente.


Ya se ve: hasta el propio autor cree que se necesitan herramientas para enfrentarse a los Rougon Macquart, eso sin contar que para explicarse él mismo necesita un libro- prólogo, La Fortune des Rougon, y, como queda dicho, otro libro-epílogo cuyo plan incluso tiene que adelantar.  Que el lector se arme de paciencia.



1.

Dar al esquema un paseíto por Photoshop lo hace más útil; en tamaño A4 y con una simple clave de color permite consultarlo de un vistazo

Sevilla, enero 2014

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